Es en la prehistoria cuando alguien, por casualidad, descubrió el fuego. Desde entonces lo utilizamos para infinidad de labores en nuestra vida diaria. Cocinar, calentarnos, etc. Nada de esto sería posible sin el fuego.
Pero el método de frotar dos palos o el uso del sílex es bastante incómodo. ¿Os imagináis encender un pitillo con dos palos o golpeando una piedra de sílex contra otra, rica en hierro sobre un montoncito de paja?.
La cerilla puso fin a estos problemas.
El fósforo, también denominado cerilla o cerillo es un utensilio fungible, consistente en una varilla en un extremo (la cabeza) está recubierto por una sustancia, que al frotar la cabeza contra una superficie rugosa adecuada, ésta se enciende.
En 1827, John Waiker, farmacéutico, trabajaba en un nuevo explosivo cuando al remover el compuesto, una mezcla de sulfuro de antimonio, clorato de potasio, goma y almidón, en el que trabajaba con un palo, parte del compuesto se secó en la punta y trató de eliminarlo frotando el palo contra el suelo. Obtuvo fuego. John fabricó varias cerillas de unos 7 centímetros de longitud para enseñárselas a sus amigos. Nunca patentó su invento. Gran error, pues en una de sus demostraciones en Londres, Samuel Jones, quedó impresionado con las cerillas de John y presintiendo su potencial decidió hacer negocio con ellas y creó las Cerillas Lucifer. El negocio, tal como había imaginado, era enorme. Las cerillas Lucifer se hicieron muy populares e incluso hicieron subir las ventas de tabaco, al ser más cómodo encenderse un cigarrillo. El problema es que era más perjudicial para la salud el fósforo que el tabaco, y además, apestaban.
Charles Sauria, químico francés, eliminó el problema del olor de las cerillas, pero no el de su “veneno”. Obreros de las fábricas de cerillas presentaban necrosis en algunos huesos de sus cuerpos. Sobre todo los de la mandíbula. El fósforo raspado de una caja de cerillas era suficiente para matar a un hombre adulto.
La cerilla “no venenosa” no se creó hasta el 28 de Enero de 1911 cuando la Diamond Match Company sustituyó el fósforo por (sesqui) sulfuro de fósforo, inofensivo, y cedió la patente a las empresas rivales para que desaparecieran al fin las cerillas venenosas.
Los fósforos de seguridad están diseñados de forma que la cabeza sólo arde al rasparla contra la superficie de fricción que posee la caja. La punta de los fósforos de seguridad contiene trisúlfuro de antimonio y un agente oxidante pegados con pegamento o cola. La superficie de frotamiento de la caja contiene vidrio en polvo (para la fricción), fósforo rojo y el adhesivo. Al frotar la cerilla, el calor de fricción convierte el fósforo rojo en fósforo blanco, que arde y prende a su vez la cabeza de la cerilla.
En el siguiente vídeo se muestra el proceso de fabricación de cerillas.
JUEGO CON CERILLAS
Spoiler:
En esta imagen vemos 6 cuadrados formados por unas cerillas. ¿Cómo podríamos dejar 3 cuadrados con solo quitar 5 cerillas?
Aprende lo que puedas y enseña lo que sepas, el conocimiento es patrimonio de TODOS
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