Ingreso: abril-2009
Ubicación: Madrid (España)
Mensajes: 18.695
Sexo: 
País: 
Signo: 
|
Las Tontás del Día - (4)
Hoyo en uno.
Están Moisés, Jesús y un viejecito jugando al golf. Golpea Moisés y la bola va al agua. Se acerca al lago, hace que las aguas se abran, golpea, y hoyo en dos golpes.
Le corresponde a Jesús. Golpea y la bola va al agua, pero, cómo no, en vez de hundirse, flota. Se acerca Jesús andando por el agua, golpea, y hoyo en dos.
Por último, le toca al viejecito. Golpea y la pelota va al agua. Pero justo antes de caer, sale un pez y coge la bola. Antes de que caiga el pez en el agua, una gaviota coge el pez y se lo lleva volando. Aparece de repente un halcón, que asusta a la gaviota y ésta, en consecuencia, suelta el pez, el cual a su vez escupe la bola, que describe una parábola que la lleva directamente al agujero, y hoyo en uno.
Y dice Jesús: -Mira, papá, si empiezas a vacilar lo dejamos , ¿eh?
Cielo o Infierno
Se muere Alain Delon y va al cielo. Allí se encuentra con San Pedro.
–Bon jour, San Pedro.
–Buen día, ¿quién es usted?
–¿Cómo que quién soy yo? Soy Alain Delon, el de Los Aventureros, el Gatopardo, ¡el sex symbol de los ’60!
–Ya, ya –dice San Pedro–. Veamos en mi agenda, porque yo no lo conozco.
Mira en la agenda: –Delon, Delon... Ah, sí, acá está. Habitación 256, por favor.
Alain Delon va a la habitación, entra y se encuentra con una mujer monstruosa, horrible, una gorda de 400 kilos, llena de verrugas, barbuda, pelada; lo peor. La puerta de la habitación se cierra de golpe y por los parlantes se escucha:
–”Alain Delon, por tu vida licenciosa y llena de pecados, estás condenado a vivir con esta horrible mujer por toda la eternidad...”
Se muere Bruce Willis. Llega al cielo, se encuentra con San Pedro.
–Hi, San Pedro, soy Bruce Willis.
–¿Quién?
–¿Cómo quién? Bruce Willis, el actor, el ídolo de multitudes, el Duro de Matar 1, 2 y 3... El de Pulp Fiction...
–A ver –dice San Pedro, y mira en su agenda–. A ver: Wayne... Willis, sí, acá está. Bruce Willis: habitación 321, por favor.
Allí va Willis, entra, y adentro hay un watusi, de 4 metros de alto y otro tanto de ancho que lo mira como diciendo “¡Dunga dunga o muerte!”. Otra vez se cierran las puertas, y se escucha por los parlantes:
–”Bruce Willis... por tu vida licenciosa y llena de pecados, te verás obligado a convivir con este fiero watusi por toda la eternidad...”
Se muere Menem y también va al cielo. San Pedro lo reconoce enseguida. Gran abrazo.
–¡San Pedrito!
–¡Carlitos, te esperábamos, ídolo! Mirá, para vos tenemos algo especial... Andá a la habitación 211, por favor.
Allí va Menem, y adentro está Kim Basinger. Se cierran las puertas, y entonces... se escucha por los parlantes:
–”Kim Basinger, por tu vida licenciosa y llena de pecados...”
Lewinsky
Un día en el futuro George Bush tiene un ataque al corazón. Inmediatamente va al infierno, donde el diablo lo está esperando.
–Realmente no sé qué hacer contigo –dice el diablo–, estás en mi lista pero no tengo lugar para tenerte. Pero tenés que quedarte aquí, así que vamos a hacer lo siguiente: Hay alguna gente aquí que no fue tan siniestra como vos, así que voy a dejar que se vaya alguno y vos tomás su lugar. Es más, lo voy a decidir a indicación tuya.
Bush pensó que sonaba bastante bien, así que el diablo abrió el primer cuarto.
Allí estaba Ronald Reagan y había una gran pileta de natación. Todo lo que hacía Reagan era zambullirse en el agua y volver a salir una y otra y otra vez. Ese era su destino eterno en el infierno.
–No –dijo Bush–, esto no me gusta, no soy buen nadador y no puedo estar haciendo esto todo el día.
El diablo abrió el segundo cuarto. Ahí estaba Richard Nixon con un martillo y un cuarto lleno de piedras. Picaba piedras todo el día.
–No –dijo Bush, no puedo hacer esto todo el día, tengo problemas con mi hombro y no voy a estar picando piedras todo el tiempo.
El diablo abrió el tercer cuarto. En él Bush vio a Bill Clinton tirado en el piso con las manos detrás de su cabeza. Agachada sobre él estaba Mónica Lewinsky haciendo lo que ella sabe hacer mejor.
Bush se puso contento:
–Aquí, aquí, aquí me quiero quedar, déjeme acá.
Entonces el diablo sonrió y dijo:
–OK Mónica, podés irte.
Opus
San Pedro está enviando gente al cielo o al infierno. De pronto, recibe un llamado urgente por su celular y se tiene que ir. Llama a un ángel joven y le dice:
–Mirá, yo me voy un ratito, y quedás vos a cargo.
–Pero –dice el joven– ¿y yo cómo hago para saber a quién mandar al cielo y a quién al infierno?
–Es muy fácil –le dice San Pedro–. Acá tenés una Biblia y un fajo de billetes de 100 dólares. Vos se los ofrecés a cada alma que venga. Los que agarran la Biblia van al cielo, los que agarran los dólares van al infierno. ¡Y listo! Y cualquier duda me llamás al celular celestial.
Y San Pedro se va. Como a los diez minutos recibe una llamada.
–Soy yo –dice el ángel joven– se me acaba de presentar un caso muy extraño.
–¿Qué pasó? –pregunta San Pedro.
–Vino un tipo, bien vestido. Yo le ofrecí la Biblia y los dólares. El tipo tomó la Biblia. Empezó a hojearla. A las dos páginas dijo “Uy, qué hermoso concepto” y puso un billete para señalarlo. Luego, cuatro hojas más tarde dijo: “Uy, qué párrafo tan aleccionador” y agarró otro billete... y así, hasta que se llevó todo el fajo. ¿Qué hago?
Y San Pedro:
–Dejalo pasar, que es del Opus.
El Genio
Había un oso y un conejo que caminaban por el bosque, peleando el uno con el otro, cuando de pronto encontraron una lámpara maravillosa. El genio les concedió tres deseos a cada uno.
El oso pidió primero:
–Yo quiero que todos los osos de este bosque sean hembras.
–Concedido.
El conejo habló:
–Yo quiero un casco de moto.
–Concedido.
El oso extrañado por el pedido del conejo continuó con su segundo deseo:
–Para estar seguro deseo que los osos de todos los bosques vecinos sean hembras.
–Concedido.
El conejo solicitó su segundo deseo:
–Yo quiero una moto Harley Davidson.
–Concedido.
El oso asombrado por los gustos del conejo, hace su tercer deseo:
–No quiero correr riesgos: quiero que todos los demás osos del mundo sean hembras.
–Concedido.
El conejo arranca en su moto y cuando está a 100 metros grita su último deseo:
–¡¡¡Quiero que el oso sea Gay!!!
Aprende lo que puedas y enseña lo que sepas, el conocimiento es patrimonio de TODOS
|