Ciertamente la oración tiene poder y la fe que la acompaña también. Pero cuando oramos lo hacemos no por lo que Dios nos puede dar en su infinita misericordia y su mano de providencia, lo hacemos porque anhelamos hacer su voluntad lo hacemos porque deseamos tener comunión con el y no por los panes y los peces. Ciertamente Dios escucha el corazón contristo y humillado delante de su presencia y si vivimos una vida conforme a su voluntad las consecuencias serán las bendiciones que estén conforme a su voluntad y no lo que nosotros queramos aunque nos parezca bueno. Nosotros queremos lo bueno, pero Dios desea darnos lo mejor. Pero antes de pedir X o Y cosa oremos a Dios que nos ayude a través de su Santo Espíritu que las oraciones que estemos haciendo estén en sintonía con su voluntad. Oramos no por obligación, si no por el deseo genuino de tener una relación, comunión con El y vivir como El lo dice en su palabra donde encontraras lo que Dios desea para el ser humano.
Gioantonnello
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