Lo que hace Bio-Retina es transformar de manera natural la luz que recibe en una señal eléctrica que estimula a las neuronas o células cerebrales. Éstas, a su vez, envían al cerebro las imágenes captadas por la Bio-Retina.
El dispositivo funcionaría en armonía con los procesos corrientes del ojo, como la dilatación de la pupila o el movimiento del globo ocular, lo que facilitará al paciente mirar de lado a lado sin tener que girar la cabeza.
Por otra parte, Bio-Retina cuenta con una batería que se recarga sin cables mediante un miniláser colocado en unas gafas, por lo que el implante sería definitivo. Éste se realizaría en sólo 30 minutos, con anestesia local; y precisaría únicamente de una pequeña incisión para su colocación en la retina dañada.
Nano Retina publica que la recuperación de la vista tras el implante será casi instantánea, y que el tiempo de recuperación de la operación está estimado en una semana. Tras ese periodo de tiempo, los pacientes podrán ver la televisión o identificar caras, aunque sólo en blanco y negro. El dispositivo ha sido probado ya con éxito en cerdos, por lo que la compañía prevé contar con un prototipo humano en dos años, que costará unos 1.500 euros.
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