En esta nueva temporada navideña, las ardillas se disponen a ofrecernos su mayor aventura, más grandiosa y espectacular que ninguna de las anteriores: 'Alvin y las ardillas 3', en la que Alvin y sus amigos, acompañados de las Chipettes, se encuentran transformando un crucero de lujo en su zona de juegos particular, hasta que accidentalmente naufragan en una isla remota.

Mientras tratan de urdir una forma de regresar a la civilización, descubrirán muy a su pesar que su nuevo territorio no está tan desierto como pudieran haber pensado en un primer momento.

Sophie y Jason (Miranda July y Hamish Linklater) son algo más que una extraña pareja. Viven en un minúsculo apartamento de una sola habitación, están decepcionados con sus respectivos trabajos y pasan más tiempo conectados a las redes sociales que amándose el uno al otro. Lo único que les saca de la rutina es el hallazgo de un gato moribundo al que apodan Paw Paw y que necesita cuidados las 24 horas del día. Ese gato supone un punto de inflexión: la compañía del animal les insufla nuevas ganas de vivir.

Jason se despide de su trabajo y empieza un proyecto relacionado con el tema que siempre le ha apasionado: el medio ambiente. Sophie decide imitarlo y se apunta a clases de coreografía. Pero al cabo de unos meses Sophie tiene que admitir que apenas ha hecho progresos. El baile no es lo suyo y se ve empujada a dejarlo. Cae en una depresión. Y entonces conoce a Marshall (David Warshofsky), un hombre de 55 años que vive en un barrio periférico, con el que mantendrá un affair. Y es que Marshall le ofrece algo que Jason nunca ha podido darle: seguridad.

¿Crees en las casualidades? Manolo (Diego Peretti) tampoco... hasta que conoce a un chico canario, Antonio (Andoni Hernández), que compensa el sufrimiento físico que le provoca el cáncer con unas increíbles y contagiosas ganas de vivir.

Esto hace que Manolo se replantee las prioridades de su rutina diaria, formada por un matrimonio aburrido con Beatriz (Aitana Sánchez-Gijón) y unos hijos en los que hacía tiempo que no pensaba. Además, conoceremos a otros personajes como la madre de Manolo (Amparo Baró) o un tronchante repartidor de comida mexicana (Jorge García).

La reputación del Fondo Monetario Internacional se viene abajo después de que todas las pruebas acusen a esta organización de un atentado perpetrado contra el Kremlin ruso.

Como es habitual, el intrépido Ethan Hunt (Tom Cruise) se infiltrará en territorio enemigo para aclarar las circunstancias reales del atentado y lavar la imagen del FMI. Una misión arriesgada e imposible. O eso parece a simple vista. Esta vez, con la dificultad añadida de un protocolo fantasma...

Basada en un telefilm de la ABC del año 1973, la película “No tengas miedo a la oscuridad” nos cuenta la historia de una niña (Bailee Madison) que se muda con su padre (Guy Pearce) y la novia (Katie Holmes) de éste a una casa en la que habitan unas criaturas demoníacas.

Cuando la pequeña las descubre, sentirá cierta fascinación por ellas, si bien luego comprobará lo peligrosas que son.

Cuando el padre de Amy (Kate Bosworth) fallece, ella y su marido, el guionista David Summer (James Marsden), se trasladan a su pueblo natal: Blackwater, Mississippi. La idea de la pareja es arreglar la antigua casa de Amy y vivir tranquilamente. De hecho, parece el lugar ideal para que David acabe el guión en el que está trabajando. Pero los vecinos de Blackwater acogen su llegada con desconfianza.

Las sonrisas y los saludos del primer día se esfuman de la noche a la mañana, provocando que Amy empiece a revivir una pesadilla en la que su ex novio Charlie (Alexander Skarsgard) tiene un papel siniestro.

La acción tiene lugar en Hollywood en el año 1927. Vivimos los últimos momentos del cine mudo, que está apunto de ser desbancado por el sonoro.

Una de las estrellas silentes, George Valentin (Jean Dujardin), se pregunta si la llegada de las películas habladas le hará jubilarse antes de hora. Paralelamente, iniciará una relación con la bailarina Peppy Miller (Bérénice Bejo).